viernes, 25 de mayo de 2007


CARTA A LA MUJER QUE NUNCA FUI..

(
para todas las mujeres de mi vida, mi mamá, mi abuela y mis amigas)

“Eres esa...que bebió la sal del suelo blanco....”

Solo quiero escribir un verso a la mujer que nunca fui..
.a la que no seré jamás y la que temo...
a esa que abrió sus puertas a la calidez del mundo
a la que no teme al sol ni al viento...

La chica que corre sin miedo por los campos,
que labra canciones y compone documentos....

Esa que se entrega a muchos hombres
Que camina desnuda por las calles sin nombre..

A esa mujer audaz y aventurera
A la que atraviesa soles y mareas...

A esa mujer oscura...
Llena de tinieblas y blasfemias...

A la perfecta amante y dulce esposa...

Quiero escribir un texto a la que no fui nunca..
A la perfecta a veces..
Y muchas otras imperfecta...

Quiero escribir en versos
mi realidad inventada
la que aquélla mujer sueña y a
la que con miedo se levanta..

Quiero escribir a todas las mujeres..
Las que he sido y las que han muerto..
A la mujer del sol y a la de las tiemblas..

A la cansada y a la sedienta..

Quiero escribir a ustedes mujeres del mundo
A mi madre, mi abuela y mi maestra..
A aquellos hombres que guardan una mujer en su cabeza...


Solo quiero escribir un verso a la mujer que nunca fui..
.a la que no seré jamás y la que temo...
a esa que abrió sus puertas a la calidez del mundo
a la que no teme al sol ni al viento...

lunes, 14 de mayo de 2007

TODOS ESTABAN MUERTOS

mi más triste recuerdo de infancia...

Todos estaban muertos. Todos tenían barro y sal sobre los ojos, sobre el espíritu. Ella estaba muerta también. Yo, tomaba de su mano pisaba una a una las cosas que se habían ido y las que ya no iban a ser. El volcán ardía lejos de nosotras dos y lloraba. Mi papá me dijo que la naturaleza destruye con lágrimas. Volteamos uno a uno los cuerpos inertes y ella llora. Nadie sabe nada, nadie entiende. Me duelen las piernas y tengo miedo otra vez. Don Pedro ya no se ríe y su nariz huele el barro. “
polvo eres y en polvo te convertirás”. Las campanas de la iglesia destruida suenan. El Padre ha muerto junto a los demás. Hemos viajado para llegar aquí; la tarjeta con la flor se ha quedado sin terminar en la escuela. Creo que mi mami llora por la tarjeta y por mí. Yo no lloro, pero tiemblo. Mi mamá busca a la suya, pero la Fe no alcanza; son pocos los que viven y los nuestros ya se han ido.Esa niña atorada por la tierra canta, mi madre libre, llora. Los cuerpos de los vecinos se ha n vuelto rastrojos. “quedate aquí mi niña, no te muevas”. Me duelen las piernas y tengo mucho miedo, quiero mi casa y mi escuela. Mamá esta llena de barro también. Huele a carne y a muerte. Grito y mi voz reproduce la voz de mi abuela desaparecida entre ellos, los muertos en la tragedia.El llanto se hace mar, el mar barro y el barro muerte. La abuela no está, no está entre los vivos, tampoco entre los muertos. Quiero irme a casa. El río negro corre, se los lleva. Llueve sangre entre las manos. Tengo helados los pies, tengo miedo, quiero cerrar los ojos cuando ella grita.El volcán gime, la gente llora. Las cámaras estallan al mundo una muestra de nuestra pequeñez. Doña Martha me sacude de los brazos. No he visto a Susana, su hija, ella no sabe que no estábamos aquí. Siento que Susana se haya ido con los demás. Los niños también mueren.Tengo miedo, me duelen los pies, quiero sentarme y esperar a que la paz vuelva, a que mi mamita vuelva.