Despierta,
Recojo las migajas sucias que dejaste,

reconozco las manos que antes de las mías

lamieron tus entrañas y veo en las arrugas de las sabanas

un cuerpo que indudablemente no es el mió.

Una mano en tu regazo advierte de tu ausencia

y del tiempo que se acaba, ahora mismo para mí.

Para mi…vendrán otros días,

yo besare tu boca como si fuese

la única que se atreviese a tus labios,

sabiendo siempre que es la única que mí propia boca inventa,

dejando por debajo a la que pones de primera,

la que te besa en las mañanas cuando recién despierta el día.

y mi beso, extraerá el dulce néctar de su beso fresco,

de su beso que sabe a hogar y a pimienta

y te convertirá en otro,

en otro que besa con mas deseo que con sutiliza…

mientras dura claro, lo que dure el beso.. y el encuentro.

Mi boca, recibirá el vaivén de tus espacios vacíos,

de las palabras que al no decirse a tiempo se trasmutaron en besos;

sin sabor, en besos de la que te besará

aun cuando sepa que besa además mi cuerpo nuevo.

Yo, rendida de la lucha por la almohada,

cansada de roer de las rendijas un poco de tu boca,

amasare un buen pedazo de cera roja, y le besaré,

como si fuesen esos los labios que mi piel implora,

por debajo de la mesa que junta dos manos que están lejos de las mías,

que junta a dos bocas que mi boca grita…

que mi boca rompe…

que mi boca llora.